Matar a Pasteur por Georges Ohsawa

Publicado: 13/10/2013 en Gastronomía y vino
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Ohsawa macrobiótica

El crimen de Louis Pasteur podría parecer el título de una novela negra, pero no. Se trata de uno de los libros de Georges  Ohsawa, el padre de la macrobiótica. Llegó a mis manos dentro de una obra llamada El orden del universo, gracias a mi fantástico grupo de Agama Yoga y me lo he pasado en grande leyéndolo. En él, el japonés hace un derribo del afamado y laureado científico gracias al que la industria alimentaria ha conseguido prolongar la vida de los alimentos, a la vez que matar su sabor.

Cuando tomé la primera cerveza artesana o de pequeña industria me sorprendió su aroma fresco y su sabor a levaduras. Me pregunté por qué sería y el motivo lo encontré, además de la utilización de lúpulos más aromáticos, en que no se pasteuriza. Por eso, las cañas de barril de las cervezas más comunes  saben mejor que los botellines o las latas, porque la pasteurización a la que se somete es bastante inferior.

Bueno, el caso es que Ohsawa no hubiese disfrutado matando a Pasteur por motivos de sabor, sino, de salud.  Para el japonés matar a los microbios es posponer la manifestación de una enfermedad. Dice Ohsawa que los occidentales no vivimos en la naturaleza sino que nos proponemos conquistarla (a veces pienso lo mismo cuando en un hotel rural se afanan en tener un jardín con senderitos marcados para el disfrute de los hospedados). Y para Ohsawa:

«Toda enfermedad es el resultado de una falsa actitud hacia la vida».

Y aunque no me hubiese gustado asesinar a Pasteur (creo que sus métodos salvaron vidas), otras cosa es a quienes abusan de la pasteurización por conseguir ganar más dinero alargando la vida de los alimentos más allá de lo razonable. Para Ohsawa la alimentación es salud y su dieta me parece que puede ser tan válida como cualquier otra. Precisamente, el pasado sábado en un encuentro de The Foodie Studies escuchamos a Nacho que lleva una dieta conocida como «paleo» y a Susana y Elena, quienes tienen intolerancia al gluten y que no por ello dejan de ser unos foodies.

Cuando alguien dice ser vegano, crudívoro, vegetariano o macrobiótico, quien escucha, la mayor parte de las veces -incluso periodistas y críticos gastronómicos-, solo desatan sus prejuicios o ignorancia, diciendo aquello de «no sabes lo que te pierdes». Sin embargo, creo que la actitud debe ser bien diferente, precisamente si tu trabajo está vinculado a la comida, puede ser muy interesante conocer y probar otras dietas, porque la pirámide nutricional europea puede ser tan válida como la oriental o la de cualquier otra cultura.

Y encontré realmente interesantes algunos de los pensamientos de Ohsawa. Según él,  la enfermedad está vinculada a estos factores:

  1. Comer demasiados productos importados.
  2. Comer sin trabajar para ganar el alimento.
  3. Comer demasiado productos animales, sobre todo carne.
  4. Comer azúcar refinado.
  5. La avidez y glotonería de los hombres de negocio que no tienen ningún escrúpulo en fabricar o destruir los alimentos naturales.

Es curioso lo actual que resulta escuchar estos puntos, puesto que la cocina de kilómetro cero, es decir, de los alimentos que hay a tu alrededor está siendo una de las más interesantes en la actualidad. Además, tener huertos urbanos o trabajar para conseguir tus propios tomates es una moda que espero haya venido para quedarse. Además el exceso de carne y de azúcar está cuestionado por muchos, y la avidez de «los hombres de negocio» por algunos.

Sin embargo, estos textos son de principio de siglo XX, lo que nos dice que que este hombre tenía gran capacidad de análisis o de lo que algunos llamarían adivinación, un término que para él era simplemente «descubrir los escondidos lazos entre las cosas».

La dieta macrobiótica impulsada por Ohsawa se basa en el principio fundamental del yin y el yang. Es decir, dependiendo del país en el que se viva (más cálido o menos) o del tipo de persona que seas, debes optar por una dieta en la que encuentre el equilibrio entre estos dos polos. Este concepto puede sonar a chino, porque efectivamente la milenaria cocina china está inspirada en ese principio, que aún hoy en día se intenta respetar por parte de los cocineros mejor formados.

Sin embargo, la dieta macrobiótica, además de eliminar la carne también propone eliminar el tomate, la berenjena, la patata, los dulces, el vinagre y el pepino y beber lo menos posible. Se trata de una dieta en la que se potencian los alimentos yang  como los cereales integrales junto con verduras como la zanahoria, con los que según su enseñanza se consiguen una mayor lucidez mental y fuerza de acción.

Para Ohsawa la acción en la vida era fundamental y por ello idolatra a Benjamin Franklin, quien desde luego tuvo una vida bastante movidita. Una de las características que el japonés más adora de Franklin es que era muy querido por todo el mundo. Según Ohsawa, esto se debe a que era un hombre siempre dispuesto a regalar, lo que no significa dar dinero ni objetos:

Sonreír, ofrecer una voz dulce o mostrar buen humor es un regalo para el otro.

Regalar te hace libre y feliz y esta libertad y felicidad hay que aprovecharla al cien por cien.

Aquí van otras de las frases lapidarias que he encontrado en mi lectura de Ohsawa:

«Sería ridículo pedir prestado dinero al prójimo para poseer libertad e independencia. Es un gran error. Si lo cometéis nunca seréis libres ni independientes».

«Los jóvenes sueñan con estudiar en la universidad y aspirar a obtener un diploma. Pero si uno es capaz de juzgar las cosas, el diploma no es necesario. Ante todo, el asunto es ser una persona libre y feliz. En este mundo hay pocos hombres libres entre los diplomados».

«La felicidad sin libertad no existe».

Frases para alimentar el espíritu y quitar prejuicios entre los que nos dedicamos a experimentar la vida a través de la comida y la literatura.

 

comentarios
  1. xjuradollosa dice:

    yo quiero leer a este Ohsawa!

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