No hay nada que más me flipe que un plato me retuerza el cerebro. Esto me pasó el otro día en Barcelona en el Hotel Omm gracias a la interacción de un salmonete con chanfaina de Felip Llufriu y un vino elegido por el sumiller del restaurante Moo Eduardo Tortajada, el Prado Enea Gran Reserva ’04 de Muga.
Fue volver a la adolescencia, esa en la que el punk sonaba a todo volumen. Y es que, quizás por su color y sus escamas, el salmonete es el más radical, rebelde y divertido entre los pescados. Me encantó tomarlo rebozado, como lo haría un niño, y además acompañado de la tradicional «sanfaina» catalana, la que te hace la abuela y la madre te mete por los ojos.
Y todo esto en choque frontal con un vino, que recuerda que eres hijo de una familia integrada y equilibrada, como esa que siempre quisiste tener, aunque la fueras a criticar igual, que para eso eres rebelde.
El plato ideal para representar el espíritu de una cocina elegante, asesorada por El Celler de Can Roca, pero que ya tiene entidad propia y el de un lugar en el que múltiples espacios combinan lo formal con lo más bohemio de la noche catalana.
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Alguna referencia punk más concreta tipo Iggy Pop? 🙂
Yo pensé en Los Ramones!! 😉
Higadillos de salmonete, tortura de pescadero, dificilísimos de extraer, facílisimos de extraviar, delicadísmos de freir, mínusculos en plato, efímeros en boca, exquisitos al paladar
Jordivalero, eres un poeta negro-punk total!
El sabor «retorcedor»del salmonete, me ha alejado de él, durante mucho, mucho tiempo. Aún no le he pillado el tino. Pero después de esta entrada y vuestros comentarios. Me enchufaré a Los Ramones, a Iggy, a los Pistols, … a todo volumnen e intentaré la catarsis. Necesitamos fórmulas de rebelión.