El décimo aniversario de Madrid Fusión estuvo repleto de paradojas. Primero, el despilfarro que se queda en conversación. Después, los perritos calientes industriales, como principal aporte nutricional de los cientos de congresistas de este encuentro de alta cocina.
Para seguir, la exclamación de uno de los presentadores que se estrenaron este año: «Lo mejor de este congreso son las tortillas de Senen«. Y, cierto, son espectaculares. El cocinero vasco ha dado con la fórmula mágica para congelar tortilla de patata que cuando se recupera (cuatro minutos a fuego lento por cada cara) queda mejor incluso que hecha en casa. La fórmula no la reveló, ni piensa hacerlo, aunque la máxima de los cocineros de vanguardia haya sido hasta ahora exponer sus tortillas conceptuales, es decir, compartir sus recetas. Y es que, ahora, hablamos de negocio.
Las latas, otra paradoja más. ¿Por qué obligar a un cocinero a que centre su ponencia en la cocina de las latas, si todos admiten que lo mejor es comérselas sin mayor elaboración y que en su cocina no las suelen usar? El patrocinio, a veces, también se equivoca. En estos tiempos líquidos comienza a quedar anticuada la publicidad directa.
Los profesionales saben que hay grandes cocineros, industrias de alimentación serias y de calidad, y productos artesanos de lujo, pero hubo cierta desilusión. Andoni L. Aduriz lo expresó así: «No hay que pensar en una próxima revolución, porque estamos en ella». Y me acordé de Trotsky y la revolución permanente y de que las paradojas son contradicciones que pueden llevar al cambio a través de la revolución.
Y, como homenaje póstumo, brindo aquí el primer capítulo de El chef ha muerto.
1
Mejilla a la sal
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Bernard van Leer, el director del Congreso Mundial de Cocina, se sienta frente a los micrófonos que esperaban al Chef.
Pero sólo está él. Solo.
Los cámaras, por si acaso, comienzan a grabar.
El director respira hondo, abre la boca y baja los ojos.
Ni una sola palabra.
El sonido se ahoga en su garganta.
Sube el cuello y estira hasta el flequillo.
Más de seiscientos ojos le observan. Periodistas de todo el mundo que han venido a la inauguración especialmente para ver al Chef.
Van Leer aprieta los puños bajo la mesa y acerca la cara al micrófono:
—Señores, el Chef ha muerto.
Una lágrima de sal resbala por su mejilla.
Mejilla a la sal, mejilla a la sal… ¡sigo apuntándome a ella!. Sumándome al homenaje. Pronto, espero.
[…] La escritora Marisol Torres, compañera en la antología La vida es un bar, acaba de publicar en su blog una receta literaria en homenaje al primer capítulo de El Chef ha muerto: Mejilla a la sal. […]