El festín de John Saturnall. Novela histórica gastronómica

Publicado: 13/01/2014 en Novela negra gastronómica
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La última novela del inglés Lawrence Norfolk pertenece a un subgénero de lo más delicioso: novela histórica gastronómica. En la literatura internacional hay muchos ejemplos de este tipo de novelas y El festín de John Saturnal es uno de los últimos que se han publicado en España. En ella, mitología e historia se mezclan para contar cómo el hijo de la que era considerada una bruja llega a la cocina de un noble en el siglo XVII con la guerra civil inglesa de fondo. El secreto más bien guardado de este chico, John Saturnal, es, además de su fantástica aptitud para descubrir los sabores, su memoria en la que archiva las recetas legadas por su madre del mitológico banquete de Saturno.

Lo que más me gusta del libro son los comienzos de cada capítulo en los que describe recetas como la del hipocrás o vino especiado, espuma de rellenos de aves, caldo de lampeas o el cinturón de azúcar para una persona amada, que demuestran que la creatividad siempre ha sido ingrediente indispensable en la cocina.

Más que historia, el autor ofrece una revisión bastante poética en la que no falta el enamoramiento ni la venganza, aunque sin sorpresas. Y como mensaje de fondo, la igualad que se vivía en el Edén, antes de que las religiones llegaran:

«Los primeros hombres y mujeres comían como iguales. Se servían unos a otros. Intercambiaban sus afectos y vivían como iguales. Eran iguales en su riqueza. Nosotros lo somos en nuestra pobreza».

La importancia del cocinero dentro de la jerarquía de sirvientes de la Inglaterra del siglo XVII queda patente en esta novela, en la que el lujo además de las golosinas hechas con azúcar son los platos tocados por la pluma de faisanes, gansos, pichones, perdices, capones y patos. No obstante, en los mismo fuegos se cuecen diariamente las gachas para el desayuno de los pobres y del servicio, mientras que el valor de las chirivías silvestres, el apio, las castañas y la retama solo lo veían quienes conocían los secretos de la cocina del Edén.

Los reyes erigen sus estatuas y los eclesiásticos construyen catedrales. Un cocinero no lega monumentos, sino migajas.

Lawrence Norfolk. El festín de John Saturnall

 

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