Ginebra, en invierno, huele a queso fundido y vino caliente. Bajo la imagen de ciudad de miles de organizaciones gubernamentales y de entidades bancarias se encuentra también un sabor popular de pequeña ciudad.
Muy cerca de la plaza de Plainpalais, el centro neurálgico de la ciudad, se encuentra la librería Albatros. Rodrigo Díaz Pino, un peruano instalado en Ginebra hace 20 años, la regenta desde 1996.
Cientos de libros en español en una ciudad en la que vence el francés, el alemán y el inglés, pero donde siempre se encuentra a alguien con ganas de hablar en español.
Albatros es librería y editorial, pero, sobre todo, centro de encuentro de hispanoparlantes que disfrutan del ambiente cálido de este oasis de la literatura en español en Ginebra, en el que también ha encontrado su lugar El Chef ha muerto.