El chef ha muerto y los aditivos/adictivos

Publicado: 14/01/2013 en El Chef ha muerto
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Un fragmento de la novela El chef ha muerto en el que el detective Ven Cabreira lee las etiquetas de los envases de un refresco y un paquete de cacahuetes:

Aditivos adictivos

Hoy es él quien prefiere ser creativo y se compone su propio menú: unos cacahuetes y un refresco light. “Si se come poco se engorda poco”, concluye. Se ha propuesto adelgazar y volver a hacer footing, como cuando estaba en Nueva York. Esto le recuerda que tiene que comprarse ya otros zapatos. A lo mejor encuentra en cualquier zapatería de Burdeos una oferta de zapatillas y zapatos para ejecutivos, dos por uno. Ahora, con la crisis, no les queda otra que ir andando a la oficina.

La azafata le entrega el paquete de cacahuetes y el refresco.

—Que lo disfrute, señor.

Ven pinta una mueca bajo el bigote. No se le ocurre cómo podría disfrutar de nada que se ingiera si no sabe como sabe. Baja la mirada y se entretiene leyendo el listado de ingredientes del paquete de cacahuetes: sorbitol (uno de los supuestos laxantes según Sofriti), almidón modificado de patata (un transgénico, advierte la guía del italiano) y con el resto ya se pierde: goma arábica, harina de arroz, extracto de levadura, levadura en polvo, azúcar caramelizado, dextrosa, aroma (sin especificar), especias (tampoco se especifica cuales), cebolla en polvo (¿para qué necesitan unos cacahuetes esto?), sal y cacahuetes. Por suerte, también cacahuetes.

El bigote de Ven se alza buscando la nariz. Sigue leyendo. El paquete está lleno de mensajes: “Hemos seleccionado frutos secos de excelente calidad y los hemos tostado al horno sin una gota de aceite para que queden así de sabrosos y especiales”. En el paquete también lee: “El consumo recomendado de frutos secos dentro de un estilo de vida saludable es de entre tres y siete porciones de 30 gramos por semana”. Y como eslogan: “¿Y hoy has sonreído?”.

El bigote de Ven regresa a su sitio natural. Sus ojos se fijan en la lata de refresco. Da un sorbo largo y se echa a la boca un puñado de los cacahuetes al horno. Intenta evitarlo, pero no puede. Se pone a leer también los ingredientes de lo que bebe: “agua carbonatada, colorante E-150d, edulcorantes E-952, E-950 y E-951, acidulante E-338, aromas (incluyendo cafeína) y corrector de acidez  E-331. Contiene una fuente de fenilalanina”. Y el previsible consejo: “Es recomendable seguir una dieta variada, moderada y equilibrada, así como un estilo de vida saludable”.

Definitivamente, siguiendo los mensajes de los envases, su dieta de fabada y whisky la podría cambiar por refresco y cacahuetes. Lo piensa un momento y llega a la conclusión de que del whisky no puede prescindir. Es su medicina. Ven llama a la azafata y le pide un White Horse de postre antes de aterrizar.

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