Vaya por delante
La expectativa se comió al hombre.
Lo sobrevivió.
Lo sobremurió.
(De Requiem por un hombre cualquiera, Ediciones Vitruvio, 2013.)
David Morello es uno de los poetas actuales que más disfruto. Sus mensajes van directos a veces al corazón y otras veces a la sinrazón. Es un poeta que se da tregua en una copa de vino y eso se nota en sus versos que destilan muchas veces gastronomía. Ya nos regaló un poema para el fanzine enCrudo dedicado a su variedad de uva favorita.
Tras El Cielo no se toca (Premio Nacional de Poesía, XL Justas Literarias de Reinosa-Cantabria, 2004) y Retorno de la voz (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2011), acaba de publicar el poemario Réquiem por un hombre cualquiera (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2013). Estos versos están cargados de conciencia en la cotidianidad y, también, como cotidiano, no deja escapar ni la comida ni la cena ni la cuenta.
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A los que esperan
Hay dos tipos de muerte:
la que calza zapatillas de invierno rutinario
y pasea los cabellos tranquila
o los mece junto a la chimenea
hasta el último candor de los rescoldos,
y la otra, inoportuna y fría,
descortés vecina que franquea la cancela sin llamar,
preñada de tempestad seca
afilados los cuarzos de los ojos
y los labios señalados,
ancestral sombra.
No hay postre.
Se paga al contado.