El tamaño sí que importa, sobre todo si se habla de relatos y de leerlos en un bar como los Diablos Azules (calle Apodaca, 6, Madrid).
Fue una noche mágica, en la que desgranamos el espíritu de Ven Cabreira y El Chef ha muerto.
Aquí uno de los párrafos leídos:
Se distrae pensando en muertes absurdas mientras remonta la calle. Morir ahogado en una alcantarilla de tan solo medio metro de profundidad siempre le ha parecido una de las mejores, claro que morir electrocutado en casa por apagar la vieja lavadora con las manos mojadas tampoco se queda atrás. Una de las más comunes es la asfixia por masturbarse con una bolsa de basura en la cabeza. Esta es una de las muertes estúpidas que más le gusta. Es para morir a gusto. Por eso es la que eligen políticos y actores. Ahora, a lo mejor, se pone de moda la asfixia por pulpo vivo.
Y, de acompañamiento, una copa de vino.