Oliver Twist, semilla negra (la gastronomía también es hambre)

Publicado: 10/02/2012 en Gastronomía y vino

Charles Dickens, tras 200 años de su nacimiento, está más vivo que nunca. Oliver Twist fue su segunda novela, pero una de las primeras en tener como protagonista a un niño y en describir el mundo sórdido de criminales, estafadores y rateros.
Este ambiente llega al lector no sólo con las descripciones de lugares y a través de los diálogos, sino también con la sensación continua de hambre. Oliver Twist tiene que comer unas gachas diarias en el orfanato, que son hambre. Después, en su primer trabajo, le dejan las sobras (exentas de carne para poder dominar mejor al muchacho) con las que pasa más hambre. En su huida a Londres, sólo un poco de pan y todavía más hambre.
El contraste lo ofrecen el té con muffins del señor Brunlow, el primero que lo auxilia, y la mesa de truhanes en la que no falta el pan, la cerveza y la manteca.
La brutalidad de la violencia de género  y la crueldad del asesinato frustrado de un perro por su propio amo, son las semillas de la literatura más negra que dejan esta novela de 1839.

comentarios
  1. Liacice dice:

    ¡Leerlo fue una gran impresión adolescente!. Entonces no caí en la presencia de la comida, sí en la del hambre, siempre ahí. Aunque, no lo valoré como lo señalas tú ahora. Habrá que releerlo como homenaje.

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