A veces tengo la tentación de traerme un poco de Atlántico a Madrid en una botella. Y no por nostalgia, sino para hacerme unas papas arrugadas como las hace el abuelo de un amigo en Garachico. Nunca me atrevo, pero Rodrigo Lojo, sí.
Al ingenioso gallego se le ha ocurrido meter el agua de A Illa de Arousa no sólo en una botella, sino en un plástico que se puede congelar. De esta forma, presta el frío al marisco que se compre en Galicia y, luego, la solución perfecta para hervirlo.
«El mar no es agua salada», explica Lojo. «Tiene minerales, un ph distinto y no es ni incolora ni insípida. Además alarga la vida del pescado en pescadería si se vaporiza de vez en cuando».
El agua la envasan, tras filtrarla, ozonizarla y pasarla por ultravioleta. Se llama Auga Mareira y cuesta 90 céntimos el litro.
Un proyecto honesto, valiente y loco.
Absolutamente genial
¡Qué ingenioso!. Hay que apoyar iniciativas así de divertidas y estrámboticas!. Alguien que se atreve a hacer de una idea repetida y deshechada una oportunidad de negocio. Hurra por los valientes!!!!