El periodista Andreu Buenafuente decidió comenzar su nuevo programa invitando a los tres chefs más conocidos en España Karlos Arguiñano, Ferran Adrià y Juan Mari Arzak, como estrellas del fútbol, que ya hace tiempo que son.
Gracias al programa me enteré del terror de Arzak a los pulpos, por la peli del libro 20.000 leguas de viaje submarino. Y también de que Karlos Arguiñano comenzó en la TV gracias a una noche inacabable de chistes con los que entretuvo hasta las cinco de la mañana a Joan Manuel Serrat y a sus acompañantes en el restaurante de Zarautz.
También, viendo el programa me di cuenta de lo banal que es la televisión por naturaleza y de lo forzado del papel cómico del dúo Adrià-Arzak, un cliché que repiten durante años, quizás, empujados por la propia TV.
El mejor momento, la cata a ciegas hecha a dos de los cocineros, pero, sobre todo, por el inventazo del gorro-antifaz de chef, que, si lo comercializan, seguro puede llegar a ser el emblema de la resistencia gastronómica. Y es que, El chef ha muerto, y, además, atragantado con un pulpo vivo.