Una cola enorme aguarda su turno en medio de la calle peatonal de Girona. Gente joven, algún niño, pero sobre todo adultos adolescentes que esperan su helado envuelto en una nube de algodón.
Es Rocambolesc, una tienda hecha bajo el sueño de La fábrica de chocolate y la ilusión de Jordi Roca, el hermano pequeño de El Celler de Can Roca, que dice «siempre quise ser heladero».
Múltiples opciones de helados, ligeros, de flores, de frutas, con muchos toppings, pero mi ilusión se fijó en la cajita para llevar a casa el Láctico. Es mi postre favorito, una combinación de leche de oveja ripollesa, helado de dulce de leche y helado de guayaba cubierto de algodón de azúcar. Sabe a casa, a madre, a piel suave, a beso.
Cuenta Jordi que su sueño es conseguir crear una cadena mundial de Rocambolesc. El mío, que el Láctico se entregara a domicilio…
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Y el mío…¡probarlo!. Me parece de un surrealismo muy acorde con la zona.
Tengo entendido que, antes de ser heladería, en la cabeza de Jordi estaba la idea de tener un carrito de helados, de esos triciclos que van por la ciudad tocando campanas y ofreciendo barquillos. Se habría inspirado en los clásicos carritos Savory de Santiago de Chile. Lo dice en Nirvino, aquí: http://www.nirvino.cl/2012/04/24/celler-de-can-roca-girona-rocambolesc/ Saludos, d+