Lo bueno de una crisis es que te hace volver al origen del regalo, que es únicamente, simbólico y no por su valor económico.
Y es así como estas Navidades me han llegado los mejores regalos, los que no se olvidan, por ser símbolos.
Mi favorito, unos orejones traídos de Tayikistán (un país en el que se habla ruso y tayico o persa, que hace frontera con Afganistán, China, Kirguistán y Uzbekistán) por una de mis amigas viajeras. Me contó que ese país es uno de los principales productores de albaricoques secos, que desde el punto de vista agrícola necesita un empujón, pero que en este producto, que exportan en gran medida, tienen mucha calidad. Y que esta puede ser una de sus bazas ante el papel que le tocará jugar con un Afganistán dejado a su suerte probablemente durante 2013 y una Rusia acechante que apoya a un megalómano en el poder.
Y me los ofreció diciéndome:
Son para que te den la energía para seguir andando el camino.
¡Gracias Isabelle!