Esto es algo de lo que le pasa a Lucy Belda, la periodista gastronómica de El chef ha muerto:
Lucy lleva horas en la cama. Siente un deseo irrefrenable de fumar, de autodestruirse, de desaparecer. Necesita hablar de esto, contárselo a alguien. Coge su móvil entre las manos. Repasa su libreta de contactos. Uno tras otro. Periodistas, cocineros, blogueros, compañeros de trabajo, ex-compañeros de trabajo, ex-compañeros de estudios, ex-compañeros de clase de inglés, jefes de prensa, ligues de uno o dos días, su antiguo profesor de francés, su madre y su ex-novio. Vuelve a repasar la agenda repleta de ex-contactos. No tiene a quién llamar.