El sabor de Madrid:frontera de David Llorente

Publicado: 09/02/2016 en Literatura y gastronomía
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Las novelas dejan siempre un sabor de boca. Madrid:frontera de David Llorente, madrileño emigrado a Praga hace más de una década, deja gusto a lejía, la misma con la que rocían sobre los desechos para impedir que los madrileños que duermen bajo cartones puedan alimentarse de la basura.

Se puede decir que M:f es una distopía (a lo 1984 de Orwell), aunque son muchos de sus elementos que suenan demasiado cercanos: oleada de desahucios, gente viviendo bajo cartones, el poder de las sotanas, antidisturbios que desentumecen los huesos a porrazos y patadas, muertos en los arcenes y cunetas con la boca llena de arena, inmigrantes perseguidos y recluidos, eliminación paulatina del conocimiento inservible en escuelas y universidades, la lluvia constante de la tristeza y el mar negro que rodea la ciudad de Madrid.

Tampoco parecen alejadas las prohibiciones y multas por rebuscar en los contenedores de la basura, que suelen estar cerrados con cadenas, como ocurre en muchos de los centros de distribución y supermercados, que prefieren que nadie aproveche los alimentos que tiran por no estar «presentables» o por estar fuera de fecha de caducidad.

Me encanta el momento en el que un personaje de la novela escucha lo siguiente:

«Los muertos de los arcenes y de las cunetas de la ciudad de Madrid le dijeron que el hombre es lo que come y que hace muchos años que el habitante de la ciudad de Madrid no come otra cosa que no sea basura, al igual que hace mucho tiempo que ellos (los muertos) no comen más que tierra, lo cual los convierte en tierra».

Como en muchas otras distopías la mayoría pasa hambre y comen basura (aun a riesgo de que esté envenenada). Otros (casi siempre en el poder) se dan banquetes:

«Os ofrecen unos entrantes: carpaccio de foie y mango caramelizado, ensalada de langostinos, crema de brócoli con mousse de espárragos blancos y canelón de aguacate relleno de rape.

¿Y de plato principal?

Cordero relleno de setas en salsa de albaricoque, codornices rellenas de foie, solomillo de cebón a la parrilla, bacalao con cebolla confitada, lubina al azafrán con setas y guisantes, rape y cigalas sobre la reducción de sus jugos, a elegir.

¿Hay vino?

Sí.

¿Y postres?

También».

La novela está escrita en segunda persona del singular, de manera que el narrador se convierte en una voz de la conciencia que te hace meterte a tope en esta historia y pensar, si te tocara a ti qué harías. ¿Serías de los no-gobernables? No sé. ¿Te harías funcionario?Tampoco lo sé. ¿Serías comebasura? Puede.

Si te van las distopías aquí un cuento que escribí hace un par de veranos: Benidorm 2020. Si prefieres el lado más optimista, la utopía Celanova 2020.

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