Jamás había fallado. Un plato perfecto para cuando un amigo viene a comer a casa, pasa la tarde y al llegar la hora de la cena aún está detrás de tu hombro a ver qué vas a preparar. En ese momento, sacabas las triunfantes acelgas y el amigo se excusaba y se despedía hasta otro día.
Hasta ahora había sido infalible, pero la crisis es la crisis y no sólo porque haya o no dinero, sino porque la mirada está en proceso de cambio, al mismo ritmo que se va despejando el polvo de nuestros ojos antes las mentiras financieras y políticas.
Y anoche, se me ocurrió poner en práctica el viejo plato asusta-amigos. Lejos de marcharse, mi colega, me preguntó con curiosidad qué iba a hacer con eso. Cocerlas brevemente con muy poca agua y servirlas en un plato con aceite, vinagre y pimienta negra. ¿Y la carne? Las acelgas son el plato principal. Las patatas cocidas con un poco de mantequilla, la guarnición.
Y se quedó y las comió y flipó con el sabor cercano a la tierra de los tallos y el frescor de las hojas verdes y la buena compañía que le hacen las patatas.
Y aunque esta vez falló mi plan, siempre guardo unas espinacas en el congelador, como plato definitivo «asusta-amigos».
Y tanto que asustan… xD Pero qué pena que un plato como ese asuste. Creo que la culpa la tiene las abuelas que no saben cocer las acelgas. jejeje
jajaja, y claro, también depende de la acelga, que tenga predisposición al susto o que sea una tierna inocente!
querida y yo que soy vegetariana, con qué plato me asustarias? porque con éste me quedo a vivir en tu casa fijo, eh?bs
A ti me va a resultar difícil asustarte…pero el pulpo nunca falla! Asusta a cualquiera, sobre todo vivo. 🙂
pulpo no por favor, despues de lo del chef ha muerto, pulpo no. austada quedo. feliz dia
Las acelgas, siempre humildes ellas; tan denostadas ellas. Siempre poniendo cara de acelga.
jajaja, y eso que yo últimamente tengo cara de lenguado…